La Tierra es un planeta curioso. No es que me
fascine pero, de todos los planetas a los que tengo que ir para mi revisión
cada 5 años, el planeta Tierra es uno de los más interesantes. Cuando lo dejé
habían avanzado mucho con la tecnología, por un camino poco saludable a mi
parecer (pudiendo utilizar toda la técnica que tienen para aumentar sus
capacidades intelectuales se emboban delante de cualquier pantalla que puedan
tocar con los extremos digitales), pero no me toca a mí juzgar, solo hago un
informe para saber cómo van progresando y si son merecedores de un contacto con
nuestra raza. La última visita me demostró que no.
Llegué a aquel planeta con una mala sensación
en el cuerpo. El ordenador de la nave me despertó y me dijo que ya habíamos
aterrizado en el planeta. Esperaba que tardara un par de horas más, normalmente
está un rato buscando un sitio alejado de todo ojo humano, cosa difícil en la
Tierra. Salí de la nave y vi blanco. Todo estaba blanco. Hubiese sido normal si
la nave hubiera aterrizado en la Antártida, o si mis pies se hubieran hundido
unos centímetros en la nieve. Pero según marcaba mi brazalete, conectado al
ordenador de la nave, estaba en medio de Europa, y mis pies tocaban un suelo
duro artificial de color blanco. Di exactamente cuatro pasos y perdí el
conocimiento.
Me desperté en ningún lugar. Estaba de pié en
una pradera verde, no tenía mi brazalete. Mirara donde mirara solo había horizonte:
una línea inexistente que separaba el cielo azul de un inmenso césped.
- Bienvenido, nuevo usuario. Escoja su
nombre. – Oí esa frase tres veces, hasta que me di cuenta que me hablaba a mí.
Provenía de ningún sitio. Decidí contestar.
- Me llamo Adam. – No es mi nombre, pero fue
el primer humano que conocí y me vino a la cabeza.
- Lo siento, Adam ya está escogido. Le
propongo Adam2208, SexyAdam24 o AdamAdam90.
- ¿SexyAdam24? – Pregunté extrañado. Nunca
pensé que la tecnología humana pudiera volverme a sorprender después de las
maquinas que hacen pizzas de los servicios de 24 horas.
- Bien, pues SexyAdam90 será. Disfrute de los
servicios que ARL le ofrece. ¿Qué desea hacer?
- Me gustaría volver a mi nave. – Nunca le
hubiera dicho a ningún humano que soy un extraterrestre que ha venido con una
nave a su planeta, pero se notaba que aquella voz era robótica y la situación
era demasiado confusa como para no intentar decir esa frase.
- Selección no procesable. Pero podemos traer
su nave aquí.
Una gran luz me cegó y cerré los ojos. Cuando
los abrí estaba mi nave delante de mí. No podía creer lo que veía. La última
vez que vine los humanos estaban muy lejos de crear la tecnología básica para
hacer teletransportar objetos, ¿Cómo lo habían conseguido? Toqué con mis manos
la nave. La sensación era extraña, el tacto no era el mismo, pero realmente
estaba allí y podía notarla en la palma de mi mano. La voz en off volvió a
hablar.
- Le sugiero que vaya a los centros sociales
que se adapten más a su perfil o a algún lugar de entretenimiento.
- ¿Qué vaya a dónde? Pero si aquí no hay
nada, solo césped.
- ¿Desea conocer gente de su edad?
- Vale, ¿cómo llego? – Me intrigaba saber
cómo llegaría hasta allí. Hace mucho tiempo que mi planeta descubrió que la
teletransportación de seres vivos era imposible. No se puede transportar a
alguien sin que se pierda la memoria totalmente. Pero mientras pensaba en esto
otra luz me obligó a cerrar los ojos. De repente estaba en medio de Nueva York.
No podía ser. Aquella voz me había
teletransportado a un lugar físico. No creía lo que veía. ¿Cómo lo habían
conseguido? ¿Habría ido otra especie del universo tecnológicamente más avanzada
a la Tierra a traer sus avances? No podía ser, mi planeta tiene todas las zonas
habitables del universo controladas con controladores planetarios como yo.
Aquello era simplemente imposible. Estaba en Nueva York. La Nueva York a la que
estaba aburrido de ir: lleno de personas, taxis y centros de comida rápida.
Tuve que calmarme, había sido entrenado para situaciones como aquella. El primer
paso era calmarme y no pensar en que estaba en un lugar imposible y sin mi
brazalete (sin posibilidad de volver a la nave). El segundo paso era analizar
la situación, buscar un patrón o una rutina que en ese momento no existiera
pero la última vez que vine sí que estaba (o viceversa). Me fijé en las
personas que me rodeaban y que paseaban por aquella ciudad. Me di cuenta de
inmediato: nadie llevaba uniforme. No había nadie con un uniforme o mono de
trabajo. Recuerdo que la última vez que fui a esa ciudad choqué unas tres veces
con personas trajeadas que corrían a trabajar. Eso también faltaba: no había
nadie corriendo, todo el mundo estaba paseando tranquilamente. Todos tenían
pinta de ser turistas, pero sin serlo: iban vestidos con ropa de calle, pero
nadie tenía un mapa en la mano, o una cámara de fotos. Paré a una pareja joven
que iba caminando.
- Perdonad – les dije – Estoy en Nueva York,
¿no?
Se miraron el uno al otro sorprendidos y el
chico me dijo con una sonrisa burlona:
- Sí, claro.
- Es que, os sonará extraño pero no sé cómo
he llegado hasta aquí.
- ¡Vaya!, pobre – dijo ella con compasión –
habrá habido un fallo. ¡Jefe! – miró hacia el cielo. La voz que me dio la
bienvenida hacía un rato volvió a hablar.
- Dígame MartitaLovesYou, ¿algún problema?
- Este chico de aquí está perdido, - se
dirigió a mí - ¿a dónde quieres ir?
Estaba confuso, la miré a ella, pero no supe
qué decir. No podía decirle “a mi nave”: rompería el código de los
controladores planetarios. Me aventuré y dije lo que para mí fue una tontería.
- ¿A Tokio?
Sorprendentemente funcionó. La voz pidió
disculpas, la pareja se despidió y volvió la luz cegadora. En un instante me
encontraba en Tokio. Seguía bastante confundido, pero en ese momento ya tenía
como controlar la situación:
- ¡Jefe! – Grité a cielo
- Dígame SexyAdam24.
- Llévame con mi nave, ahora mismo.
Volví a estar en el césped infinito, con mi
nave justo delante. Me arriesgué otra vez y volví a llamar a mi anfitrión.
- ¡Jefe! Quiero conectarme a internet.
Una gran pantalla apareció delante de mí con la
web de Google esperando a hacer una consulta. Intenté recordar todo de mi
última visita cinco años atrás, ¿cómo dejé el planeta? ¿Hubo alguna cosa que
pasé por alto, alguna noticia o situación a la que no di importancia?
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