miércoles, 3 de abril de 2013

La gran contradicción (2a parte)


Lo primero que me pasó por la cabeza fue Facebook, la principal red social cada vez tenía más auge. Me dirigía hacia la gigantesca pantalla.
- Búscame noticias relacionadas con Facebook, de los últimos 5 años.
- Facebook compró la compañía más grande de ingeniería informática hace cuatro años. – La voz del Jefe me iba explicando a la vez que salían las noticias en la pantalla gigante. – Tuvo un gran competidor: “Almost Real”, una empresa que empezó como pionera en juguetes virtuales y que creó una red social de realidad virtual. Hace dos años ambas se fusionaron y crearon “Almost Real Life” o ARL, para abreviar. – mientras lo iba explicando me temí lo peor. – Los primeros usuarios fueron los jóvenes y toda la gente que tenía un perfil en Facebook, pero la vida en ARL era tan idílica que se crearon residencias virtuales para ancianos. La nueva ARL acaparó el 80% de la economía mundial y los gobiernos negociaron con ella. Empezaron los primeros países virtuales, donde no existía moneda y podías visitar los monumentos sin necesidad de costosos y tediosos viajes en transporte analógico, todo era digital. Se pensó en crear un lugar en el que las personas pudieran estar conectadas sin miedo a posibles percances. Hace unos meses acabó la creación de la Cúpula, un gran techo que cubre más de la mitad de la superficie sólida del planeta. Debajo de ella están todos los humanos conectados a ARL.
Esa tal Cúpula era el lugar donde había aterrizado con mi nave.
- ¿Cómo se construyó algo así tan rápido?
- Los gobiernos estaban implicados. Las grandes organizaciones vieron que la vida en ARL era el futuro y todo el mundo estuvo de acuerdo en sacrificar sus trabajos y su tiempo para crear la Cúpula. Nunca en la historia se ha movilizado a tanta gente tan rápido como hasta en aquel momento.
- ¿No se opuso nadie? ¿Las organizaciones religiosas, los tradicionalistas o los que tuvieran las ideas más naturalistas, no dijeron nada?
- Ellos son los que pueblan el 40% de tierra restante. Pero cada vez son menos. Se estableció un perímetro vigilado por robots fuera de la Cúpula. Si algún ser humano pisaba ese perímetro sería automáticamente llevado a la cúpula ara su posterior conexión.
Era lo que me temía. Yo había traspasado ese perímetro y uno de esos robots me había dejado inconsciente y ahora estaba atrapado allí. Debía escapar. Aquello era una locura. La sumisión voluntaria a la tecnología ya es algo muy peligroso, pero rechazar a la propia vida para vivir virtualmente era una contradicción. La realidad virtual es un oxímoron.
- ¿Se puede salir de aquí? Tengo un objeto valioso fuera, en la Cúpula, ¿puedo salir fuera a buscarlo?
- No, se establecieron unas normas muy claras por acuerdo colectivo. Ningún humano que haya entrado a la cúpula, por voluntad propia o por accidente, puede salir de ella.
- Entiendo… – Realmente no entendía nada, aquello me parecía cada vez más estrambótico.- Dime una cosa Jefe, solo los humanos puede estar conectados a ARL, ¿verdad? No hay ningún animal conectado.
- Correcto, por unanimidad se estableció que la flora y la fauna terrestre siguieran su proceso evolutivo natural en los espacios abiertos que quedan.
- Entonces está prohibido que un ser no humano esté conectado. ¿Cómo lo detectaríais?
- Tenemos un programa de escaneo intelectual para diferenciar a las bestias de los humanos, en caso de encontrar un posible caso de animal conectado se le hace un escaneo físico para contrastar con el patrón humano. No ha pasado nunca.
- Pues escanéame, yo no soy humano. Pásame ese escáner y verás que tengo un par de glándulas cerebrales más, un par de dientes menos y mi colon es significativamente más grande, pero más estrecho. Además mi ADN no es humano.
Una delgada línea de luz roja pasó sobre mí y a los pocos segundos otra voz en off diferente a la del Jefe dijo:
- Posible animal encontrado, desconexión en proceso.
Entonces desperté.
Me encontraba en una especie de caja semitransparente, estaba conectado por todas las cavidades anatómicas posibles y llevaba un casco que me cubría la cara. Alguien abrió el cofre transparente en el que estaba estirado y me sacó el casco.
- ¿Qué ha pasado? ¿Está usted bien? – Noté en su voz un tono nervioso.
Quise incorporarme, pero tenía tubos y cables insertados en sitios desagradables. Noté que tenía mi brazalete y eso me tranquilizó.
- ¡Sáqueme todo esto, es muy desagradable!
Pude ver cómo aquel chico apretaba un botón y todo aquello que me tenía conectado se recogió como un tubo de aspiradora. No he sentido una sensación más desagradable y tranquilizadora en mi vida. Cogí a aquel chico del brazo y me senté en el borde de aquella caja a la que le habían desaparecido las paredes y se había convertido en una especie de camilla.
- Quiero salir de aquí. – Le dije- Necesito salir de aquí.
- Pero eso está prohibido señor.
- No lo entiendes, no puedo explicarlo, pero necesito subir encima de la Cúpula.
No sé si fue mi cara de desesperación, o el miedo que se reflejaba en la cara de aquel chico probablemente por estar delante de un extraño fallo del sistema, pero la cuestión es que me dejó salir de ahí. Gracias a mi brazalete pude encontrar la nave fácilmente. Por suerte no hubo ningún robot que me dejara inconsciente y me conectara a aquel infierno otra vez. Pude salir de aquel planeta sin problema.
Mi informe sobre el planeta Tierra acaba aquí.
Mi evaluación como controlador: su mentalidad hedonista ha llevado a los humanos hasta una salida desesperada. Han preferido buscar el placer en lo irreal en vez de enfrentarse al dolor y superarlo. Son una raza joven, pero no pensé que tanto; es como un niño que otorga su valentía a su osito de peluche en vez de enfrentarse sólo al monstruo imaginario que vive en su armario. Solicito mi traslado a otro sector más tranquilo del universo.

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