miércoles, 15 de mayo de 2013

El relato de mi vida. (Parte 1)


- Es que a veces me pregunto qué tienen los demás que no tenga yo, ¿sabes? Me frustra mucho escribir semana tras semana y no tener más lectores de lo habitual. Sólo pido que me comenten los relatos, por lo menos.
- Te entiendo – David se llevó la taza de café a los labios y le dio un sorbo. Prosiguió – Tú no te desesperes, no escribes mal y lo que haces es interesante, pero necesitas un “bum”.
- ¿Un “bum”? – Le dije sonriendo.
- Sí, ya sabes, un relato de impacto. Muchos artistas tienen un montón de obras pero solamente son conocidos por una, la que causa más sensación, la que llega más a la gente.
- Te entiendo. – Tenía razón, necesitaba un gancho, un relato realmente bueno. Estaba pensando continuar Mi parte de la herencia, hacerle una segunda parte, probablemente dibujarle una ilustración.
Dejamos el tema rápidamente y hablamos de lo de siempre: videojuegos, cómics, antiguos profesores… lo habitual de cuando David y yo quedamos.
- Por cierto, - me dijo – ¿Artur te devolvió aquel relato? El del chico que se queda en el ascensor con Cristiano Ronaldo…
- No, ni espero que lo haga, le dije que se lo podía quedar.
Artur fue mi profesor de filosofía en bachiller. Algunos de los relatos que están publicados en el blog los escribí en esa época pero en aquel entonces escribía como terapia: muchos de los relatos me daban vueltas en la cabeza y “me pedían” salir de ahí, así que los ponía por escrito.
David me acompañó hasta casa, rechazó mi oferta de quedarse a cenar, cogió la bici y se fue. Yo comí un poco de pizza y me fui a la habitación. Miré las visitas del blog: seguían igual que cuando me fui. Le envié un mensaje a Nerea diciendo que tenía sueño y que no me iba a conectar, pero simplemente es que no tenía ganas de hablar.
El día siguiente me quedé en casa, no tenia clase a causa de la enésima huelga de estudiantes. Me levanté tarde y desayuné la pizza del día anterior. Aun no había dado el segundo mordisco cuando sonó el timbre de la puerta. Pensé que sería la cartera así que ni siquiera me preocupé por como llevaba el pelo o por ir en pijama. Abrí la puerta. Dos hombres con uniforme de policía me observaron. Más bien me analizaron con la mirada.
- ¿Esta es la residencia de Efrain Pérez?
- Es Efraín, con acento en la i. Y sí, soy yo.
- Somos el agente González y Pereira, de la policía de investigación. ¿Podemos hablar contigo?
La pregunta que hizo sonaba imperativa. Me mostró la placa, y les invité a pasar. Se sentaron en la mesa del comedor.
- ¿Quieren algo? Un café… Algo de pizza de ayer…
- No, estamos de servicio – Me dijo uno de los dos.
Me senté delante de ellos con mi desayuno a medio comer.
- Cristian Ramírez y Benjamín Castro. ¿Te suenan esos nombres? – me dijo tajante.
- No
- Los asesinaron ayer por la noche, - dijo, mientras me enseñaba unas fotos de aquellos dos pobres chavales – ¿te suenan estas caras?
- La verdad es que no, - le dije – además no soy muy bueno recordando rostros. ¿Por qué han acudido a mí?
Ambos se miraron, uno de ellos sacó del maletín que llevaba unas fotocopias que reconocí al momento: eran fotos de mi blog de relatos.
- El autor del crimen ha escrito con la sangre de las víctimas una dirección en la escena del crimen que nos ha llevado directamente a tu blog, concretamente a la página en la que publicaste un relato llamado Súper día.
- ¿En serio? – Me quedé perplejo – ¿Están seguro de eso?
- Totalmente seguros, como puedes ver en esta foto, no hay duda de que la dirección web se lee correctamente, y ya estarás familiarizado con ella.
Miré la foto detenidamente. En ella se apreciaba la dirección de mi blog escrita en un espejo, se podía ver al hombre que había tomado la foto apuntando con la cámara. Sin duda se leía sin dificultad el enlace.
- ¿Dónde está escrita? ¿Qué sitio es este?
Los dos agentes se volvieron a mirar.
- La cuestión es que de alguna manera estás relacionado con la escena del crimen. ¿Dónde estuviste ayer entre medianoche y las tres de la madrugada? – Siempre he querido que me hicieran esa pregunta, queda muy de película de detectives. Pero realmente no es nada agradable cuando te la hacen.
- En mi cama, durmiendo, como todo el mundo. – Le dije crispado
- ¿Alguien lo puede corroborar?
- Mis hermanos se quedaron hasta tarde jugando a la consola. La puerta es muy ruidosa al cerrarse, si alguien hubiera salido de casa lo habrían oído.
- De acuerdo. Aquí tienes nuestro número de teléfono. Si te viene alguna idea de porqué tu blog sale en la escena de un crimen llámanos. Te lo agradeceremos.
Se fueron de inmediato. Lo primero que hice cuando me dejaron solo fue poner la televisión, el canal de noticias 24 horas, a ver si hablaban del asesinato. A ver si me daban publicidad gratuita.

(Puedes leer Súper día aquí: http://olor-a-libro.blogspot.com.es/2013/03/super-dia.html )

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