Empezaron a entrar policías a la habitación.
Reconocí a dos de ellos, eran los que vinieron a mi casa unos días antes. El
inspector Segovia se sentó en la mesa que presidía la habitación y empezó a dar
instrucciones. Dividió el grupo por áreas de investigación: unos indagarían en
las importaciones ilegales de animales exóticos, otros harían vigilancia
vestidos de civiles en el mercado de Martorell y repartió copias de mi relato a
todos por si a alguien se le ocurría algo.
Volvimos a casa un par de horas más tarde. El
agente González se quedó haciendo guardia en mi casa por si pasaba algo y
necesitaban mi ayuda, o eso me dijeron. Creo que la razón era que estaba en
peligro, o eso quería pensar yo. Nerea se quedó a dormir todo el fin de semana.
El domingo por la tarde pedimos al agente González que nos hiciera de taxista,
para llevar a Nerea a su casa y, en medio del viaje, nos llamaron. Era el
inspector Segovia.
- ¡Tenemos algo! Hemos encontrado a una
persona que ha comprado un cocodrilo ilegalmente y que vive cerca de tu pueblo.
Venid cuanto antes, no podéis participar en la detención, pero a lo mejor
podéis aportar algo.
Llegamos a la casa del sospechoso. Estaba en
una urbanización adinerada, era una casa enorme con unos muros inmensos. Desde
fuera se podían oír animales. Había una docena de coches de policía rodeando
aquella mansión. Habían movilizado a casi toda la plantilla. Algunos de ellos
iban con trajes negros especiales, como los de antidisturbios, pero se notaban
más y mejor equipados.
Echaron abajo la puerta de la entrada y no vi
nada más. Al rato sacaron de allí a un hombre en calzoncillos, lo esposaron y
lo metieron en uno de los coches. Cuando se aseguraron de que en aquella casa
no había nadie más, aparte de los animales, el inspector vino a nuestro coche y
dijo:
- Bien podéis salir. Vamos a dentro a ver si
ves algo.
- ¿Ese hombre es el asesino? – le pregunté.
- No lo creo. Estaba durmiendo en su cama.
Hay maletas sin desempaquetar, creo que vino hace poco de un viaje de negocios
o algo así y se ha traído un cocodrilo para hacerle compañía.
Entramos a la casa. Estaba todo limpísimo. En
el patio trasero había un pequeño zoo lleno de animales exóticos. Pero aquel
lugar no me sonaba de nada. Como mucho podía ser el escenario de otro de mis
relatos, Mi afición, pero no parecía
que hubiesen robado nada.
Llevaron a aquel hombre a comisaría y lo
interrogaron, aunque primero quería que le trajeran a su abogado y unos
pantalones. Efectivamente, había estado en Egipto un par de días antes y quería
tener un recuerdo de allí. Eso quería decir que no podía haber cometido el
asesinato en mi instituto, tenía una coartada. Estábamos en el despacho del
inspector cuando le dieron el informe del interrogatorio. El inspector Segovia
dio un golpe de rabia a la mesa.
- Creía que lo teníamos, hay que seguir
buscando. ¿Has pensado quién puede ser? El asesino ha de ser alguien cercano,
de tu entorno que te conozca bien.
- No es necesario, desde hace tiempo subo
cosas a internet, a la vista de todo. Mi Facebook, Twitter, incluso Fotolog
están disponibles a cualquiera que tenga conexión.
Abrieron la puerta y lo que traían no eran
buenas noticias. Un agente se dirigió a él mientras tenía un teléfono en la
mano. Parecía preocupado.
- Señor, ha habido un asesinato. Ha sido en
el mercado de Martorell.
- ¿Cómo? Pero si teníamos a dos policías
allí, vigilando la zona.
- Pero señor, movilizó a todos los agentes
que teníamos, incluso los que estaban de guardia.
Al inspector Segovia se le heló la sangre,
luego su cara adoptó una expresión de rabia que yo no había visto nunca en un
ser humano. Cogió una pelota anti estrés que había en su mesa y la lanzó contra
una lámpara de pié que había al lado de la puerta rompiéndola.
- Vamos para allá. Ahora. – Dijo. Cogió la
chaqueta y salimos de allí.
En el mercado había un montón de gente. Llegamos
y el inspector dio órdenes para acordonar la zona, no quería gente fisgoneando
por allí. Yo estaba más nervioso de lo habitual. El primer asesinato lo había
visto en fotos, el segundo después de que la policía hubiese estado allí, el
tercero iba a verlo en primicia. ¿En el cuarto sería yo la victima? (Los relatos que menciona puedes leerloas aqui:
Mi afición: http://olor-a-libro.blogspot.com.es/2013/04/mi-aficion-1a-parte.html
Lágrimas de cocodrilo: http://olor-a-libro.blogspot.com.es/2013/05/lagrimas-de-cocodrilo-1a-parte.html )
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